Josh Gosfield, un artista neoyorquino, acaba de demostrar, de nuevo, lo fácil que es confundir los hechos con la ficción. Gosfield organizó una asombrosa exposición llamada Gigi Gaston, Black flower, en la que se contaba la trágica y a la vez, triunfante vida de Gigi Gaston, una cantante francesa muy de moda en los años sesenta.
En la exposición, que se puede ver ahora online, se muestran fotos de Gigi Gaston, sus discos, las noticias de los periódicos en los que apareció y vídeoclips de sus canciones. La música de Gigi Gaston, en susurrante francés, suena muy familiar (de la época del badabadabá, badabadabá de los sesenta) aunque uno no llegue a acordarse de la tal Gigi Gaston.
Y eso que tuvo una vida memorable: su primer marido muere en un accidente de tráfico y al segundo, un guapo italiano, lo mató Gigi en un momento de celos. Después de esto Gigi Gaston desapareció del ojo público y su único hijo no quiere contar cuál es su paradero.
Todo mentira. La exposición es la recreación de una vida que nunca fue pero que está ilustrada convincentemente gracias al photoshop y a que Gosfiel ha sido director artístico de revistas musicales durante muchos años. Toda una vida inventada con convincentes mentiras.
Viendo esta exposición virtual, uno se pregunta si Michael Jackson existió de verdad, o si Madonna es una mujer real o un producto del marketing y el photoshop.
Visto aquí y aquí.
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