El tejo fue un árbol de gran importancia mítico-religiosa en el pasado. Su toxicidad, aspecto oscuro todo el año y su gran longevidad, que le hacía parecer eterno generación tras generación, pronto le genera un aura mítica de arbol de la vida y de la muerte. Fue plantado en lugares sagrados y bajo su fronda se reunía la comunidad para rituales o discutir decisiones colectivas. El sincretismo religioso llegado con el catolicismo hizo que se construyesen templos cristianos junto a aquellos viejos tejos para integrarse mejor con las costumbres y ritos populares. Debido a esta antigua costumbre es frecuente que en el medio rural encontremos viejas ermitas, iglesias y monasterios junto a tejos multiseculares.
Tejo de Bermiego (Quiros).
Tejo de Santa Coloma (Allende).
Tejo de Pastur (Illano).
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