Los aviones americanos del pacífico (y en otros frentes) reflejaban en su fuselaje las expresiones artísticas de sus tripulantes. El principal motivo de inspiración para estos improvisados artistas no podía ser otro que lo que más echaban de menos en ese ambiente castrense: las chicas ligeras de ropa. Así nacería lo que se conoció como "arte del morro" (nose art), referido al lugar del avión en donde quedaban inmortalizadas sus musas.
Muchos aviones eran bautizados con nombres femeninos como La bella de Detroit o La muñequita de Texas.
La ornamentación estaba también en consonancia; chicas con un mínimo disfraz de cowboy, en bañador o directamente sin ropa solían adornar la parte delantera de las fortalezas volantes B-29 y otros aviones.
Los dibujos no eran fruto de la improvisación sino que requerían, además de inspiración, conocimiento de los materiales a emplear y una buena técnica.
Las tripulaciones buscaban a los mejores dibujantes de entre los soldados de la base, los cuales cobraban según su cotización.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario